En nuestro país se ha puesto límite a las horas extraordinarias con el registro horario de la jornada laboral, pero todavía hay trabajadores y directivos que no desconectan, prolongan sus jornadas y se llevan el trabajo y las preocupaciones a su casa.
Según la OMS, trabajar 55 horas a la semana o más aumenta un 35% el riesgo de accidente cerebrovascular y un 17% el riesgo de morir de enfermedad cardíaca.
Entre las consecuencias negativas de la adicción al trabajo para los workaholics podemos destacar las siguientes:
Conflictos en las relaciones familiares. La desatención a las familias puede generar fuertes conflictos, problemas graves con las parejas y divorcios.
Problemas de salud física y mental. El exceso de trabajo y la acumulación de estrés laboral pueden derivar en el síndrome de burnout (trabajador quemado). Este síndrome se caracteriza por un estado de agotamiento físico y mental que se prolonga en el tiempo y llega a alterar la personalidad y autoestima del trabajador. También pueden sufrir depresión, sentimiento de culpa y ansiedad.
Aislamiento social. Es frecuente que los adictos al trabajo muestren desinterés por las relaciones interpersonales no relacionadas con el trabajo.
Alteraciones del sueño. Trabajar hasta altas horas de la noche o acostarse pensando en el trabajo saca horas y calidad del sueño. Esta situación puede mermar el rendimiento del trabajador, provocando también malhumor y agotamiento.
Consumo de substancias tóxicas para aumentar el rendimiento laboral. El exceso de cansancio puede llevar al consumo de drogas estimulantes para superar el cansancio y la necesidad de dormir.
Es conveniente dejar clara las diferencias entre estos dos perfiles de profesionales:
Comprometidos con su trabajo. Son trabajadores motivados a los que su actividad laboral les apasiona, pero que, una vez finalizada su jornada, desconectan y descansan lo suficiente para devolver al día siguiente con las pilas cargadas de nuevo. Estos trabajadores suelen llevar una vida plena y saludable.
Adictos al trabajo. Nunca acaban de estar satisfechos con su trabajo, por eso trabajan más y más horas. No logran desconectar ni en su escaso tiempo libre. No descansan lo suficiente y el cansancio se va acumulando y haciendo mella en sus organismos. Suelen acabar teniendo conflictos laborales y familiares.
Por tanto, los departamentos de recursos humanos deben intentar que sus trabajadores estén comprometidos con su trabajo y sean productivos, no que prolonguen sus jornadas de trabajo de forma reiterada más allá de la jornada laboral.